"José Carlos Ruiz", perteneciente a esa espléndida generación que no ha producido estrellas fugaces pero sí magníficos actores, es un hombre de sólida formación actoral, que domina la más diversas técnicas y formas necesarias para crear y componer seres complejos. Es capaz de hacer desde adentro cualquier personaje según la técnica stanislavskiana, pero también de utilizar su presencia física y cinematográfica para representar brechtianamente un personaje. Esto le permite con igual fortuna componer a un personaje truculento como el Carajo, ideal para desatar un número de virtuosismo actoral, o hacer con pasmosa naturalidad el Francisco de Vidas errantes, o situarse en un punto intermedio al crear al petrolero macho y machista de Fuego en el mar, o representar con hondura a un verosímil monseñor Romero en Salvador, o dar la distancia necesaria al socarrón narrador de El tres de copas. Actuar para José Carlos Ruiz es como respirar...