El cerebro humano es, sin duda, uno de los misterios más fascinantes de la creación. En aproximadamente kilo y medio de tejido guarda los secretos de nuestras capacidades intelectuales y afectivas, ya sea las más sofisticadas o aquellas tan cotidianas como la de poner atención a los programas televisivos o la de poder proyectar el futuro, como planear una fiesta que daremos la semana entrante, visualizarnos graduándonos de la escuela o saborear con anticipación la sensación de triunfo cuando sabemos que vamos a lograr algo que deseamos. Gracias al cerebro, los seres humanos imaginamos, aprendemos, sentimos felicidad y dolor, expresamos nuestros sentimientos, odiamos y nos enamoramos.
El cerebro humano es, sin duda, uno de los misterios más fascinantes de la creación. En aproximadamente kilo y medio de tejido guarda los secretos de nuestras capacidades intelectuales y afectivas, ya sea las más sofisticadas o aquellas tan cotidianas como la de poner atención a los programas televisivos o la de poder proyectar el futuro, como planear una fiesta que daremos la semana entrante, visualizarnos graduándonos de la escuela o saborear con anticipación la sensación de triunfo cuando sabemos que vamos a lograr algo que deseamos. Gracias al cerebro, los seres humanos imaginamos, aprendemos, sentimos felicidad y dolor, expresamos nuestros sentimientos, odiamos y nos enamoramos.